Me gusta escribir, aunque no lo haga muy a menudo. Escribo letras de canciones y pequeños relatos sobre lo que siento y pienso, que suelen quedarse guardadas en algún lugar o pasan al olvido. De ahí surge esta nueva sección de mi blog, en la cual voy a escribir las reflexiones, las vivencias, de estos dos personajes que forman parte de mi mundo.
Charlotte es una de mis creaciones favoritas, las Dollyou, porque entre otras, ha salido totalmente de las ideas que revolotean en mi cabeza. Es alegre, respetuosa, humilde, divertida, le gusta disfrutar de las pequeñas cosas del día a día. Amineko llego a mi mundo procedente de su lugar de origen, el cual no le gustaba (Historia de mi Amineko). Es soñador, creativo, de ideas claras, con mucha ilusión por nuevos retos. Los dos se han hecho muy buenos amigos, y a menudo pasan las horas explorando, descubirnedo cosas nuevas del mundo, aprendiendo sobre todo lo que les rodean.
Charlotte: ¡Qué buen día hace hoy, menos mal que ha salido el sol!
Amineko: Sí. En el lugar donde yo nací, siempre brilla el sol. Sin embargo cada día sentía más frío en mi interior. Allí no vivía.
Charlotte: Pero Amineko, sí vivías. Es decir, tu has vivido todos estos años allí, además ¡Tienes vida!
Amineko: Es cierto jijijijiji Pero no me refería a eso mi amiga Charlotte. Vivía, sí. Tenía vida, sí. Pero no era vivir. De lo que yo hablo no es de tener vida literalmente, sino de sentirse vivo. Sentir que tu vida tiene sentido. Allí, me sentía solo y sin oportunidad de prosperar. Cada uno iba por su lado sin prestar atención a los demás. No sienten la necesidad de compartir. Y yo no soy así.
Charlotte: Conociéndote, y por lo que me cuentas, es normal que te marcharas de ese lugar.
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